Esta semana se ha estrenado, en salas de cine española, el largometraje Érase una vez en Canarias, escrita y dirigida por Armando Ravelo.
Es la primera obra que trata el drama migratorio en las Islas Canarias, cuenta la historia de Nola (Diarra Diouf) una joven senegalesa que llega en cayuco a Canarias en busca de su padre, realidad que viven cientos de migrantes africanos en búsqueda de sueños.
El film muestra el pasado y presente del Archipiélago sobre el contexto migratorio e invita a reflexionar en realción con las distintas perspectivas de quienes hacemos parte de esa realidad, algunos con empatía, solidaridad y otros con xenofobia, rechazo, discriminación y desidia.
No pierda la oportunidad de verla
Debo confesar que me ha dejado aletargada, no soy africana y mi proceso migratorio ha sido diferente, pero me tocó recorrer parte de ese escenario, además de compartir con personas que vivieron y viven esa realidad.
Lloré toda la película, pero si usted como espectador considera que puede aportar desde su situación, sea cual sea, para que esa realidad cambie, no dude en hacerlo. Un solo gesto de amabilidad y empatía puede cambiar el día, e incluso la vida de una persona. Todos tenemos una mochila que cargar.
Las palabras de mi técnico de integración cuando nos recibió en el centro de acogida fueron “Tranquilas, ya están a salvo” son palabras que jamás olvidaré, pero para que el territorio en general sea un lugar seguro para todas las personas que vienen buscado refugio en estas tierras, es necesario que todos sus habitantes sean garantes.
No sólo es responsabilidad de los organismos, a quienes hago especial reconocimiento por la invaluable labor que hacen para gestionar esta realidad. No podría nombrarlos a todos, sin embargo, de forma particular resalto al CEAR, CRUZ ROJA ESPAÑOLA y CÁRITAS, me quito el sombrero ante ellos.
Dejo abierta la invitación a ver la película Érase una vez en Canarias, que es maravillosa y sobre todo a reflexionar.
